La educación convencional se centra exclusivamente en teorías impartidas a través de un sistema de aprendizaje piramidal que proyecta al educador como el único capaz de impartir conocimiento y como poseedor absoluto de la verdad, esto conlleva a que la otra parte del sistema, los estudiantes, lo vean como una traba más en el proceso de formación.
La educación es un proceso que debe encargarse de transmitir información y desarrollar la capacidad de análisis, el ingenio y el pensamiento crítico de las personas mediante la herencia de conocimientos que sirven como base para el nacimiento de nuevas teorías, procesos, sistemas y demás que por ende desembocan en nuevos conocimientos.
Por esta razón las tesis y proyectos prácticos como herramienta a lo largo del proceso de formación académico y no como un requisito al final de este son cada vez más aceptadas.
La mejor forma de garantizar la asimilación de conocimientos es ir más allá del proceso de aprendizaje teórico y proyectar a los estudiantes en los respectivos entornos que deberán enfrentar como profesionales, mientras además desarrollan nuevos elementos, soluciones y otras herramientas que servirán tanto para mejorar dicho sector como para funcionar como base para la siguiente línea de estudiantes en formación.
Centrarse solo en teorías en el mundo moderno donde el aprendizaje empírico se ha convertido en el rey, hace por más increíble y fuera de contexto que parezca, que un profesional egresado con honores de un instituto de educación superior este por debajo del nivel de muchos profesionales autónomos que han adquirido sus saberes y herramientas por cuenta propia. Por esta razón es de gran relevancia que el sistema educativo asimile este tipo de herramientas de la forma adecuada.